Llegamos al Domingo de Resurrección, Domingo de gloria... aquel día en el que Nuestro Señor Jesucristo ¡¡¡¡resucitó!!!! Sí y es para gritarlo pues lo decimos con una alegría indecible, que trata de expresarse en la inefable palabra: "¡Aleluya!".
Después de la muerte... ¡triunfó la vida!
Gracias, gracias Jesús por amarnos tanto.